Él es mar; ella, montaña.
Él es catalán; ella, aragonesa.
Él es timidez; ella, espontaneidad.
Él la ama; ella, también.
El amor juntó las piezas del puzzle para construir una dulce historia de presente y de futuro.
Para disfrutar de esta historia, elegimos uno de los pueblos más bonitos de Cataluña, Siurana, una nublada tarde de sábado.
Y este es un resumen de lo que vivimos entre risas y riscos...
(Y recordad: miraos cada mañana al espejo y dedicaos una gran sonrisa. ¡Os la merecéis!)